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Perder el Miedo a Caer en Escalada. A volar!

La cabeza es el músculo mas importante en la escalada. Esta afirmación tan rotunda cobra un claro sentido cuando, con el último seguro por debajo de nuestros pies, y ante un paso exigente, el cerebro se bloquea y el cuerpo no responde!

El control de la mente en escalada es fundamental, de hecho, en muchas ocasiones es incluso más importante que la fuerza física. Esto es muy evidente en escaladores que tienen un alto nivel en tablón pero en la roca sufren una especie de bloqueo que les impide rendir de acuerdo a sus capacidades.

Según especialistas en psicología y medicina deportiva, la edad ideal para entrenar la motivación mental es partir de los 16 años.

Si pasados los 20 no hemos entrenado el control mental y el dominio de los miedos, a partir de ésta edad será más difícil a medida que pasen los años, ya que se nos hace mas duro afrontar el bloqueo mental. Muchas veces lo dejamos pasar, y no nos enfrentamos a ello, ya que no tenemos la valentía innata de un adolescente. Con 16 años la persona está mas predispuesta para probar, fallar y volver a intentarlo aunque se caiga. Pero a medida que pasa el tiempo nos acomodamos a vías en las que nunca nos caemos, lo cual no está mal, pero estamos desaprovechando capacidades físicas por miedos psicológicos. Por eso, estemos en la edad buena o no, cuanto antes nos lo planteemos, mejor.

El entrenamiento físico es algo que hoy en día está totalmente aceptado como un medio para escalar mejor, pero casi nadie habla del entrenamiento mental.

Los bloqueos se superan con la práctica y la experiencia, y la evolución del entrenamiento mental es muchísimo mas satisfactoria a nivel personal que los logros meramente físicos. Al fin y al cabo, hacer un 7b en rocódromo y en top-rope no es más que una sucesión de movimientos gimnásticos que se pueden entrenar…

El ser capaces de afrontar un tramo comprometido siendo conscientes del miedo pero no dejando que nos domine y controlando la situación sin que aparezcan los famosos temblores, aporta una realización personal mucho mayor.

¿CÓMO HACERLO?

Lo primero es aprender a caer en escalada, y para ello debemos elegir alguna vía que conozcamos, que esté bien equipada y con caídas limpias, desplomes preferiblemente.

«Cada cual debe valorar en función del equipamiento de la vía o de los peligros potenciales, si es un lugar adecuado para caerse o no.»

 

  • Uno de los errores más comunes es asociar la caída a algo horrible y negativo: Si nos acostumbramos a pasar miedo antes de caer, nuestro cerebro asociará la caída con algo muy malo y se bloqueará. Por eso, practicando caídas controladas, hay que adoptar una actitud positiva antes de saltar, y «disfrutar» de la experiencia. Esto es importante, porque si no estaremos condicionando equivocadamente nuestro cerebro, y cada vez que haya posibilidad de caer, se bloqueará.
  • Al caer, no llevar la cuerda muy tensa para evitar ser proyectado contra la pared, no agarrarse a la cuerda ya que nos podríamos quemar la mano (hay que vencer los instintos!) y separarse algo de la pared, pero no saltar exageradamente, porque cogeríamos mas velocidad que la de la propia caída.
  • Cuanta más cuerda haya desplegada entre el asegurador y tú, más dinámica será la caída. No practiquéis caídas en la primera chapa, tampoco es cuestión de rompernos los tobillos…
  • Comenzar realizando caídas cortas con la posición de la chapa cerca de las rodillas, ya que con el estiramiento de la cuerda esto se traducirá en uno o dos metros de caída. Cuando te sientas cómodo en estas caídas cortas, sube un poco más alto, aproximadamente con la chapa a la altura de sus pies. Según la cantidad de cuerda que haya entre ti y el asegurador, en la escalada deportiva el resultado de la caída será de longitud mediana de unos tres metros, más o menos. Practica estas caídas cortas al menos una vez por semana durante unos meses y gradualmente llegarás a aceptar estas caídas como “no es gran cosa” (cuando el equipo esta bien). Algunos escaladores progresan en la práctica de las caídas con la chapa unos pocos metros por debajo de sus pies, en estas largas caídas de escalada deportiva puede haber un total de cinco a siete metros, dependiendo de la cantidad de estiramiento de la cuerda y el asegurador. Estas caídas más largas siempre deberían ser practicadas en rutas que sean entre 30 y 45 grados de inclinación por delante de la vertical (una pared desplomada), de modo que sean “caídas al aire” sin posibilidad de golpear la roca con fuerza o tocar con un pie la cuerda.
  • Atentos también a la posición de la cuerda respecto a nuestras piernas, para evitar que se enrede y nos haga caer boca abajo. Da mucho más miedo volar boca abajo y además es peligroso ya que hay más posibilidades de golpearse la cabeza. Lógicamente, hay que evitar repisas, salientes y caídas peligrosas para practicar. Sería interesante ponerse el casco (siempre lo es) aunque ya sabemos que no es costumbre de los escaladores deportivos.
  • Practicar diferentes tipos de caída (es aconsejable una vez que nos hayamos quitado el miedo): en travesía, más largas, más cortas, incluso alguna en terreno tumbado, para aprender a no rasparse con la pared al caer. Esto nos dará perspectiva de cómo caeremos en cada situación, dependiendo del tipo de escalada, y nos dará más recursos. El objetivo final es que cuando escalemos sepamos en todo momento a qué tipo de caída nos enfrentamos, y cómo debemos reaccionar en caso de que la gravedad nos venza. Si sabemos lo que va a pasar y controlamos la situación, no dejamos lugar para el miedo, que casi siempre es una consecuencia del desconocimiento y disfrutaremos muchísimo más en vez de agobiarnos innecesariamente.
  • Aprender a confiar en el material. Si se cuida bien y se renueva cuando es necesario, el material es muy fiable. El temor a que la cuerda se rompa es infundado, puede ocurrir cuando hay aristas cortantes, pero en caídas limpias es virtualmente imposible que una cuerda «sana» se rompa. Al igual que en el punto anterior, la información y el conocimiento es la clave de la confianza. Ésta información nos da también la capacidad de evaluar los riesgos potenciales en función del estado del material (tanto propio como el equipamiento de la vía).

 

Todas ellas son habilidades críticas que se harán en gran parte inconscientes en el cerebro con la práctica, autorizándolo a tomar decisiones correctas mientras se está escalando, a pesar del miedo a caerse y así poder reaccionar al instante en la dirección de una caída cuando esto pase.

Abordar el miedo de caer es un esfuerzo a largo plazo que te puede llevar meses o años, no días o semanas, para llegar a manejarlo correctamente. Es un proceso gradual que requiere buena voluntad para practicar caídas, así como el coraje para empujarse al límite y superar así nuestros limitaciones.

Desde Sherpa Granada, donde los puedes encontrar, te recomendamos la lectura de un par de libros del autor Arno Ilgner de la Editorial Desnivel. Se trata de obras de referencia entre los escaladores con los que mejorar la capacidad de mantener la atención en el momento, cuando la mente duda de si continuar escalando o no. Saber cuándo es adecuado forzar y superar esas dudas y cuándo retirarse es fundamental para enfrentarse a los riesgos adecuados para cada uno.

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