Tras varios meses frecuentando distintas zonas de escalada, no hay un solo día en el que no vea algún escalador con uno de los dedos de la mano forrado con esparadrapo y de muy diferente forma.
Tanto si se trata de mera sobrecarga como si es una verdadera lesión en las poleas de nuestros dedos, no siempre sabemos qué nos pasa realmente y cúal es la forma correcta en la que debemos reforzarlas con taping (vendaje funcional con esparadrapo).
A continuación explicaremos las circunstancias de dicha lesión y de qué forma podemos ayudar a la mejora o incluso a la prevención de la misma.
Para comprender qué son las poleas y su funcionamiento, empezaremos por hacer un breve repaso sobre la anatomía de los dedos que nos ayudará a focalizar el origen de nuestro dolor.
No hay ningún deporte donde los dedos se utilicen tanto como en la escalada. Los dedos son estructuras pequeñas pero que son capaces de aguantar mucho peso, sobre todo en presas pequeñas y regletas, donde con una sola falange impulsas todo el peso del cuerpo. Por ello es fácil entender que entre los escaladores sea muy común lesionarse los dedos, y más concretamente las poleas.
Según muestran diversos estudios biomecánicos las poleas A2 y A4 son las más importantes para la flexión y por tanto las más predispuestas a lesionarse.
Generalmente, un músculo no se inserta directamente en el hueso. El músculo es una colección de fibras contráctiles y elásticas compuestas de actina y miosina. Conforme se acerca a su inserción en el esqueleto, este tejido fibroso se compacta y se convierte en tendón. A diferencia del músculo que fácilmente se estira y se llena de sangre, el tendón es rígido y tiene poco aporte sanguíneo. Por estas razones el tendón es mucho más propenso a lesionarse que el músculo.
La mayor parte de la nutrición tendinosa se hace a través de los pequeños vasos sanguíneos que hay en la vaina del tendón, pero algunos de los nutrientes son aportados a través del líquido que circula por el interior de la vaina tendinosa. En algunas áreas del tendón no hay vasos sanguíneos, así que toda la nutrición se realiza a través de este líquido. Las áreas que tienen peor nutrición tienden a ser las más propensas a sufrir síndromes de sobrecarga y lesiones degenerativas. Los esguinces, así como la inflamación crónica de la vaina tendinosa (tenosinovitis), hacen el flujo de nutrientes aún más lento.
Los tendones flexores discurren a lo largo de los dedos dentro de las vainas tendinosas. Estas vainas protegen el tendón, lo nutren como se ha indicado y lo lubrican para reducir la fricción. A los dedos las vainas están fijadas en su posición por cinco ligamentos anulares llamados comúnmente poleas. Estas poleas son como los anillos que tiene una caña de pescar, que mantienen el hilo en su sitio aunque la caña se doble. La primera polea está localizada en el pliego principal de la palma, mientras que las otras están en la falange proximal, en la falange distal y en ambas articulaciones interfalángicas.
Pero ¿ Cúando son más propensas las poleas a romperse?
Las poleas están sometidas a una gran tensión en la mayoría de las posiciones de los dedos, pero es en el agarre en arqueo sobre regletas pequeñas cuando todas las poleas están sometidas a una gran tensión y rozamiento ya que la articulación distal está en hiperextensión.
En esta posición tan estresante, los movimientos bruscos pueden provocar la rotura parcial o total de una polea. También son comunes los síndromes de sobrecarga causados por la sucesión de muchas lesiones pequeñas provocadas por forzar repetidamente los dedos en esta posición.
¿Cúal es el alcance de nuestra lesión?
Lo más común son los pequeños y molestos desgarros que se desarrollan en el transcurso de unas cuantas vías o a lo largo de varios días y que en principio solo producen un leve dolor en la zona afectada, pero que si no se pone remedio pueden desembocar en una ruptura o empeorar hasta obligarnos a permanecer 6 meses sin escalar para recuperarnos.
Según el fisioterapeuta Oriol Romo (experto en patologías de la mano), es importante desmentir que el dolor en la zona de la polea sea sinónimo de lesión en ella. Hay que saber que no hay una correlación muy alta de pacientes con molestias en dicha zona y rupturas parciales de polea.
En bastantes casos las poleas son sensibles a la palpación, sobretodo en periodos de entrenamiento duros, pero esto no significa que el dolor que notamos en el dedo cuando escalamos sea debido a una lesión de éstas.
Es importante recalcar esto porque solo con un buen diagnóstico podemos aplicar el tratamiento óptimo para recuperarnos de la lesión, cada caso merece ser tratado específicamente. Por ello, si se arrastra un dolor lo mejor es consultar con un especialista.
Si una polea está totalmente rota, el tendón, al flexionarse, sufrirá un desplazamiento, una dislocación fuera de su lugar. A esto se le llama ‘cuerda de arco’ ya que parece la cuerda que va de punta a punta en un arco. Una polea rota cambia los puntos de apoyo del tendón y como resultado hay una pérdida de tensión y fuerza, sin olvidarnos obviamente del dolor que nos produce.
¿Qué hacer para prevenirla? ¿Y una vez la hemos identificado?
Puede prevenirse mediante el vendado con esparadrapo utilizando un anillo en la A2 o el método en X (que explicaremos más adelante) para las poleas A3, A4 y las cruciformes.
Si bien cabe advertir que no es conveniente abusar de este tipo de vendaje, ya que a largo plazo los tejidos no desarrollarán la fuerza que la escalada requiere. Es importante que las cargas sean soportadas por el propio cuerpo para que los tejidos puedan adaptarse, de lo contrario, al final no podremos escalar sin vendarnos los dedos, pues no tendremos los tendones adaptados al esfuerzo que requiere.
Si ya es demasiado tarde para prevenir la lesión nos enfrentamos a 2 casos:
1.- En el caso de una lesión leve de polea A2 el tratamiento debe empezar con el cese total de la escalada y cualquier otra actividad que obligue a flexionar el dedo lesionado. Durante los 5 días posteriores se debe controlar la inflamación con hielo (varias veces al día) y con medicamentos antiinflamatorios (Ibuprofeno).
El vendaje o entablillado por pares del dedo lesionado puede ser beneficioso durante la primera o segunda semana tras la lesión.
Recuerda que librarte del dolor no significa luz verde para volver a escalar. Aquí es donde la mayoría de los escaladores se equivocan, vuelven a la actividad demasiado pronto y recaen en la lesión. Deben esperarse 2 semanas desde el cese del dolor para poder volver a la actividad.
2.- Si se produce una ruptura total de la polea es necesaria una reconstrucción quirúrgica.
Por último veamos los diferentes tipos de taping y cúal es el que más nos conviene en función de nuestra lesión ya que no hay métodos buenos o métodos malos de vendarse los dedos, pero tendremos que escoger el modelo de tape que se adapte mejor al objetivo que buscamos.
Tipos de vendaje y cómo vendarnos
Existen 3 formas efectivas de vendarnos (hay más, pero a los escaladores nos atañen principalmente estas).
Vendaje simple: Vendar solamente la falange proximal, de modo que la A2 quede sujeta por un anillo de esparadrapo. Es muy útil como vendaje preventivo previamente a la realización de tracciones importantes en flexión. Este vendaje será de ayuda cuando sufres tenosinovitis o daño en las poleas cerca de la palma de la mano. También lo usaremos en cualquier otra falange a modo de tirita para proteger una herida.
Refuerzo en X: Coloca la primera vuelta de esparadrapo en la falange proximal cerca de su articulación con la falange medial. Rodéala dos veces, después lleva el esparadrapo a la falange medial y da otras dos vueltas. Retorna con el esparadrapo dando otra vuelta sobre las dos que habíamos dado antes a la falange proximal. Cuando lleves el esparadrapo de la falange a la articulación dobla ligeramente los dedos para asegurar la movilidad. Este vendaje es el método recomendado cuando sufres daños en las poleas.
Protección-refuerzo normal: Con el dedo arqueado en forma de “c” pega una tira de esparadrapo a lo largo dejando solo la punta del dedo descubierta (los últimos 10mm) para sentir la roca. Después corta tres tiras de esparadrapo y ponlas en forma de anillo en cada una de las 3 secciones del dedo. Este vendaje es adecuado para prevenir lesiones en las articulaciones interfalángicas y puede usarse en lesiones leves con poco dolor.
Recomendaciones
Es importante no apretar demasiado el vendaje, ya que podría dificultar el flujo sanguíneo. Pero recuerda que un vendaje flojo sólo sirve para proteger la piel.
Nunca desenrolles el esparadrapo directamente sobre la zona lesionada.
Para vendar correctamente deberías cortar una tira fina de esparadrapo de entre 8 y 10 mm de ancho y de la longitud deseada, y después colocarla sobre la zona afectada lo más cerca posible de la articulación (no lo coloques sobre la articulación, sino un poco por debajo).
Esperamos haberos orientado un poco sobre este tema que tarde o temprano nos afecta a todos los escaladores, pero aconsejamos que no llevéis al límite vuestras lesiones (lo único que conseguiréis es estar más tiempo apartados de la roca) y acudáis a algún especialista.
Fuentes:
Romofisiorapia.com.
«Un movimiento de más» Ed.Desnivel
Placa y Desplome: Taping Funcional